UN DIA EN MI VIDA
01.11.2012 15:13
UN DÍA EN MI VIDA
Un día normal en mi vida es, levantarme por la mañana y recoger los cartones donde he dormido, ayer tuve suerte porque no me los tiraron, esconderlos y acercarme a la estación de autobuses para poder peinarme, lavarme la cara y afeitarme si aún me quedan cuchillas de afeitar.
Luego me encamino hacia algún recurso para tomarme un vaso de leche con galletas y poder leer la prensa gratuita que recojo de camino, pero también recojo algo más importante para mí, la primera sonrisa del día que quizás sea la única.
Una vez me he tomado la leche me dirijo hacia mi siguiente destino que es la ducha cuando llego a la hora. Pero hoy la tengo concertada porque he de ir al médico para que me recete el tratamiento para dormir y la depresión.
Llego al médico y solo hago mirar el reloj porque no voy a llegar a comedor, que comienza a las 12 de la mañana y termina a la 1 de la tarde. Son las 12:45, cuando salgo y pienso un día más sin comer, tendré que esperar al de las 5 de la tarde para poder tomarme las pastillas si las puedo comprar. Mientras me voy de plaza en plaza hasta las 2 de la tarde que hay un sitio donde me han dicho que puedo estar tranquilo y un día a la semana ponen una película. Que hacen talleres y que te ayudan a buscar trabajo. Qué bonito suena y me pregunto ¿será real?
Me encamino hacia ese sitio maravilloso con todas las reservas del mundo y pensando otra vez tendré que contar mi historia y como siempre me pondrán pegas por qué no daré el perfil para poder entrar.
Llego a la puerta del centro y leo en el cartel “CENTRO DE BAJA EXIGENCIA” y pienso menos mal. Entro saludo y una chica me da la bienvenida, me pregunta el nombre y si es la primera vez que vengo, le contesto que si y me apunta en un listado; ya empezamos a apuntar, seguro que ahora me pregunta por mi historia, que cansancio; pero no me explica el funcionamiento del centro y las actividades y yo le pregunto si necesita mi documentación, ella me dice que no y sigue con su trabajo. Despidiéndose muy amablemente.
Miro a mi alrededor y veo una maquina de café me acerco y miro el precio, mientras me rebusco en los bolsillos la chatarrilla que llevo, 30 céntimos y me tomo el primer café en mucho tiempo. Me pregunto sorprendido ¿ha bajado el cielo a la tierra?
Vuelvo a mi reloj y veo que es ya la hora de ir a comer. Busco con la mirada a la chica que me atendió, le doy las gracias y me despido, ella me pregunta ¿mañana nos vemos otra vez? Y le contesto que sí. Hoy he tenido suerte llevo dos sonrisas en mi Zurrón.
Llego al comedor a eso de la 5:45 de la tarde, entro, y me dispongo a tomar mi única comida del día compuesta de macarrones con tomate, solo con tomate, una
ensalada, un yogur y un café con mantecados. Los cuales me guardo, sin que me vean, por si me entra hambre para poder engañar al estómago durante la noche.
Ya oscureció y hace frio. Recuerdo que hoy es el día en que pasan los voluntarios por una plaza céntrica de la ciudad y además cerca de mi dormitorio, me acerco a ella, haber si aun los voluntarios no han pasado y aunque sea me tomo un caldito caliente para quitarme el frio. Pero hoy han pasado antes, así que me dispongo a ir a dormir, solo son las 9 de la noche.
Llego a mi “habitación” y me encuentro sin cartones, toca buscar otros. Me acerco a un contenedor cercano y allí los encuentro, tomo los que necesito para hacerme la cama, me como los mantecados y me tomo la ultima pastilla para dormir y le doy las buenas noches al cielo con la esperanza de que no me llueva. Hoy ha sido un día feliz para mí.