El atraso de medio millón de euros en subvenciones pone en jaque a Cáritas
29.11.2012 11:07La fórmula es matemáticamente inviable: más demanda pero con menos recursos. Esa es la situación en la que se ven obligados a trabajar en Cáritas Diocesana. El problema no viene porque las familias contribuyan menos con la entidad o porque las entidades privadas arrimen menos el hombro. El verdadero quebradero de cabeza de Cáritas está ahora en la falta de liquidez que tiene derivada de los constantes atrasos en el pago de subvenciones. Concretamente, es medio millón de euros lo que las distintas administraciones deben o han dejado de ingresar a la entidad religiosa para el desarrollo de sus programas sociales.
De hecho, según explica Jesús Quílez, secretario general de Cáritas, el atraso está llevando a «repercutir en el funcionamiento de los proyectos». En concreto, la falta de fondos proviene tanto de convenios no renovados, como otros cuyo pago se ha atrasado. «A estas alturas de año ya deberíamos haber cobrado esas ayudas», reconoce con preocupación Quílez, en referencias a subvenciones que aportaban administraciones locales, autonómicas o estatales. Es el caso de la Junta de Andalucía que «ha cortado mucho sus ayudas», además de tener pagos atrasados, como los 9.544,65 euros que iban destinados a un programas de empleo.
Eso está derivando en una situación complicada que promete repercutir en programas de empleo o de personas sin hogar. «La cosa esta muy mal», tercia sin dilación Quílez. De momento, la falta de liquidez se podrá sostener hasta finales de año. Sin embargo, si para esa fecha las subvenciones siguen sin llegar el contexto puede ser más negro. Sobre todo porque haría a la entidad tener que replantear sus programas y pondría en jaque el pago de salarios del personal específico que posee Cáritas.
Concretamente, en la Diócesis, la entidad religiosa emplea a 25 trabajadores en distintas funciones y centros sociales, como el Luz y Sal de Cádiz. El impago, como explica Quílez, podría derivar en una situación como la del Albergue Betania de La Línea donde cinco empleados no han podido ser renovados en sus puestos. Ante esa situación ha sido Cáritas de La Línea la que intentará vencer a la crisis, para mantener el centro abierto. Mientras, a nivel diocesano proyectos fundamentales como la apertura de un piso tutelado en Puntales para la inserción social penderán de un hilo a la espera de unas ayudas que no terminan de llegar.
El caso de Cáritas no es el único. De hecho, las hermanas de la caridad, del comedor social María Arteaga también notan la ausencia de subvenciones en su labor diaria. Concretamente, el centro no ha recibido aún la subvención de 2011 (ya reducida conforme a la de años anteriores, según reconoce la responsable, Sor Teresa) y aún no ha salido la de 2012, a eso hay que sumar el fin de alas ayudas del Ayuntamiento y de Diputación. Eso ha derivado en el que el comedor tenga dos únicos sustentos: la colaboración de entidades y familias privadas y las pensiones de las propias hermanas. «Ahora mismo son ellas las que sacan el comedor adelante», explica Sor Teresa. Con sus manos y sus ingresos particulares, las hijas de la caridad consiguen dar de comer a 80 personas y entregar productos a 25 familias. «Lo máximo que podemos atender», reconoce Sor Teresa con resignación. Ella no oculta su preocupación ante unas previsiones que, lejos de mejorar, empeoran. En definitiva un balance que no cuadra: «Estamos temblando ante el mes de septiembre. Cada vez hay menos ayudas».